logouah3.gif (1938 bytes)UNIVERSIDAD DE ALCALA
DEPARTAMENTO DE FUNDAMENTOS DE ECONOMIA E HISTORIA ECONOMICA
Historia del pensamiento Económico
Profesor: C.M.Gómez Gómez


 
 El Capital y la teoría de la productividad marginal
1. Introducción
2. La teoría de la productividad marginal.
3. Clark, la productividad marginal y la justicia distributiva
4. Clark y la teoría del capital
5. La teoría de la Productividad Marginal y la Distribución del Producto Entre los Factores


1. Introducción

La obra de John Bates Clark, The distribución of Wealth (1899) se puede considerar como la primera obra auténticamente importante de economía publicada en los Estados Unidos. Su principal aporte consiste en la aplicación de los principios del marginalismo a los problemas de la producción y de la distribución. Sin duda cometeríamos un error si pensamos que el tratamiento que da Clark a su problema de estudio es eminentemente técnico; en primer lugar porque en su se trata de otros temas que no carecen de importancia, y sobre todo, porque la obra de Clark se desarrolla y está motivada por consideraciones éticas relativas a la justicia distributiva. Además, antes de ser desarrollada magistralmente por Clark, la teoría de la productividad marginal ya había sido expuesta por Marshall, Edgeworth y sobre todo por Wicksteed (1844-1927) en su Ensayo Sobre la Coordinación de las Leyes de Distribución (1894).

2. La teoría de la productividad marginal.

Según esta teoría, hoy en dia familiar, en equilibrio, los factores de producción se remuneran por su productividad marginal, definida como el aumento obtenido en la producción por la utilización de una unidad adicional del factor, manteniendo todos los demás constantes. Para establecer este principio, Clark razona del siguiente modo: consideremos, por ejemplo, el factor trabajo; el tipo de salario del último trabajador empleado no puede ser superior a su productividad, en caso contrario el empresario sufriría una pérdida; además, no importa cuál trabajador puede ser considerado el trabajador marginal; si un trabajador inframarginal exige como salario más que la productivida del último trabajador contratado, bastaría con despedirlo y volverlo a contratar convirtiéndolo así en el trabajador marginal. La productividad marginal del trabajo es entonces el tipo de salario máximo que el empresario consentirá pagar a los obreros que emplea.

También es válido el razonamiento inverso: en equilibrio, el tipo de salario no puede ser inferior a la productividad marginal. En efecto, si este es el caso, el empresario tendrá interés en contratar más trabajadores, lo que, por ejemplo en una situación de pleno empleo y competencia, conducirá a un aumento de salarios hasta que su tipo sea igual a la productividad marginal. En resumen, el trabajo se remunera por su productividad marginal. Es importante resaltar, y Clark lo hará con énfasis, que la hipótesis de competencia es crucial para obtener este resultado.

Pero todavía no tenemos una teoría del salario. Decir que el tipo de salario es igual a la productividad marginal del trabajo no dice nada sobre su nivel. Lo que sabemos, dice Clark, es que la productividad marginal del trabajo decrece cuando aumenta el empleo. En efecto, cuando el numero de trabajadores aumenta, cada uno de ellos dispone de menor capital y entonces disminuye la eficacia del trabajo. En estas condiciones, la curva decreciente de la productividad marginal, junto con la igualdad entre el tipo de salario y la productividad marginal, es la curva de demanda del factor trabajo en función de su precio.

Para obtener el tipo de salario hace falta una curva de oferta de trabajo. Para ello es necesario distinguir el sector y la empresa. Para el sector, confrontado a una función de oferta de trabajo, la teoría de la productividad marginal es uno de los dos elementos que permiten explicar el tipo de salario. Para la emprese, enfrentada a un tipo dado de salario del mercado, la productividad marginal es una teoría del empleo.

Añadamos que la regla de la productividad marginal se extiende al conjunto de la economía: el factor trabajo se reparte entre los distintos empleos de manera tal que las productividades marginales de las distintas unidades homogéneas es la misma en todos ellos. Cómo podría ser de otro modo si los trabajadores (racionales) buscan siempre el salario más elevado. Pero también hay que resaltar, y Clark lo subrayará explícitamente, que esta teoría sólo es válida si se cumplen dos hipótesis restrictivas. La primera se refiere a que la economía se encuentra en un estado estacionario, es plenamente competitiva, y la previsión, la información y la movilidad de los factores son perfectas. La segunda supone que el estado estacionario se alcanza con el pleno empleo. En efecto, en el caso de desempleo voluntario, la competencia entre los trabajadores puede hacer disminuir el salario por debajo de la productividad marginal. Por todo lo anterior, J. B. Clark matizaba sus conclusiones y admitía entonces que, desde su punto de vista, esta teoría sólo podría ser una de las que participe en la determinación del salario de largo plazo.

3 Clark, la productividad marginal y la justicia distributiva

John Bates Clark estaba particularmente interesado en la justicia de la distribución del ingreso de una economía capitalista. Él pensaba que el principio de la productividad marginal no era solamente una garantía de la eficiencia en la asignación de recursos, sino también de equidad distributiva. Lo primero, porque, para una función dada de oferta de trabajo, una remuneración superior a la productividad del trabajo reduce la cantidad de trabajo demandado, en tanto que una remuneración inferior a la productividad marginal reduce la cantidad de trabajo ofrecida. En ambos casos la producción global no estará en su punto máximo. Lo segundo, e igualmente importante, es que el salario así definido es una remuneración justa. Esto parece discutible, ya que el trabajador inframarginal recibe menos que su contribución a la producción y podría pensarse que hay en ello alguna suerte de explotación del trabajador.

La respuesta de Clark a estas ideas descansa sobre dos argumentos: El primero es que siendo los trabajadores intercambiables, la retirada de cualquier trabajador reduce la producción en la productividad marginal y no en "su" productividad marginal; de modo que, podemos decir que cada trabajador es remunerado en función de su aporte y cualquier trabajador debe ser considerado como el trabajador marginal. La segunda razón, está en que la remuneración de cada trabajador está ligada a la cantidad mayor o menor de capital de que cada uno dispone. Si la productividad del trabajo disminuye cuando aumenta la cantidad, es porque cada uno dispone de menos capital. Desde este punto de vista, lo que en efecto es más o menos productivo es la combinación de trabajo y capital y, en esta combinación, el primer trabajador juega el mismo papel que el enésimo. Este segundo argumento permite rechazar la idea de la explotación, pero también es un tanto peligroso: )acaso no pone en cuestión la idea de la productividad marginal ligada a un sólo factor?.

En suma, en condiciones de competencia perfecta, según Clark, la remuneración del trabajo por su productividad marginal es eficiente y equitativa. Pero, evidentemente se trata de unas condiciones ideales y más bien teóricas. En la realidad, el mercado de trabajo puede estar en desequilibrio: a favor de los empleadores, si son poco numerosos, si constituyen alianzas, si hay paro, etc. En este caso, el trabajo no se remunera al nivel de su aporte marginal y, existe, en ese sentido, una forma de explotación. Pero el desequilibrio puede también establecerse en favor del mundo del trabajo, si los trabajadores pueden organizar sindicatos poderosos para limitar la oferta de trabajo. En este caso la situación tampoco es equitativa, pero en detrimento del capital.

Clark concluye entonces que el estudio de la justicia distributiva de una sociedad pasa por el conocimiento concreto de las modalidades de la competencia en la economía y, en particular, por el examen de la concentración industrial y del papel de los sindicatos. Sobre este aspecto, las ideas de Clark evolucionaron, desde la crítica del funcionamiento (pero no de la naturaleza) del capitalismo, hasta la convicción de que los monopolios no podían ser suficientemente poderosos, para no ser nunca contestados a causa fundamentalmente del progreso técnico. El tamaño y el número de empresas en un sector no son criterios suficientes para juzgar la organización industrial. Siempre que las barreras de entradas sean suficientemente bajas y que se prohiban las prácticas de colusión, en una economía dinámica se obtendrá los efectos esenciales de la competencia perfecta. Finalmente, cabe mencionar que la obra de Clark anticipaba la de su hijo, John Maurice Clark quien en su célebre artículo de 1940 "Toward a Concept of Workable Competition", demuestra que una organización industrial debería ser juzgada por criterios de desempeño más que en función de criterios estándar de competencia.

4 Clark y la teoría del capital

La remuneración del capital se puede explicar con los mismos princípios que explican la remuneración del trabajo; el princípio de la productividad marginal se aplica a ambos factores. Sin embargo, en la teoría del capital hay algo más que una simple simetría.

Clark observa, en primer lugar, que el concepto de capital se puede entender de dos modos diferentes. En una primera acepción, el capital designa el conjunto de bienes de capital necesarios para la producción. Esta es una definición concreta, técnica, material del capital. En este sentido, el capital es esencialmente heterogéneo. En una segunda acepción, el capital designa una riqueza productiva. Es entonces un concepto abstracto relativo a una suma de valor y en esa acepción el capital es homogéneo. )A cual de estos conceptos se refiere la teoría de la productividad marginal? Ciertamente, no al primero de ellos, aunque hay que admitir que aumentar el stock de capital significa al mismo tiempo un cambio cualitativo y cuantitativo. Para Clark, y toda la tradición posterior, es al capital como valor a lo que se refiere la teoría de la productividad marginal. En este caso, es posible hablar sin ambigüedad de un aumento del stock de capital.

En esta distinción está la base de la crítica que hace Clark a las teorías de Böhm-Bawerk. Para Clark, la noción de período de producción tiene tal vez sentido para los bienes de capital (en sentido concreto), pero no para el capital en general (suma de valores). De ello resulta que el capital no debe concebirse como un "anticipo" realizado a los trabajadores y a un conjunto de bienes semielaborados y máquinas. El capital es un fondo permanente. De manera que, si nos situamos en un estado estacionario (que es precisamente el marco del análisis de Böhm-Bawerk), en cada instante terminan unos períodos de producción, empiezan otros, otros siguen su curso, etc. En todo caso, lo relevante para Clark, es que año tras año el flujo de consumo está sincronizado con el flujo de producción. No hay, por tanto espera en el sentido de Böhm-Bawerk: cualquier input, que dará lugar a una producción futura, coincide en el tiempo con una producción presente que resulta de input pasados.

Sobre este punto se organiza un debate, la primera de muchas controversias modernas sobre la teoría del capital, entre la escuela austríaca (Böhm-Bawerk, Wieser, Hayek) y la escuela americana (con Clark, Fisher y Fetter) y es finalmente esta ultima la que parece llevarse la palma. Sin embargo, no es tan facil deshacerse de de Böhm-Bawerk y pueden mencionarse varios contrargumentos. En primer lugar el siguiente: cuando hay inversión neta, aumentos del stock de capital, la economía abandona la situación estacionaria y reaparece entonces el problema de la espera. Por otra parte, aun en el caso de una economía estacionaria, existe el fenómeno de la espera; en efecto, en tal economía el valor total del capital permanece constante: no se consume. Precisamente, el papel del tipo de interés es el de impedir que éste sea consumido. Esta renuncia al consumo presente para mantener el stock del capital y mantener a perpetuidad el consumo es un coste que se remunera por el tipo de interés. Y es, por supuesto, un fenómeno de espera.

La discusión entre los postulados de Bömh-Bawerk y de John Bates Clark, llegó a las páginas del Quarterly Journal of Económics, donde un artículo crítico de Clark, The Origin of Interest, recibió la réplica de Böhm-Bawerk, con el mismo título, que, a su vez fue objeto de una contrarréplica de Clark, bajo el título: Real Issues Concerning Interest.

5 La teoría de la Productividad Marginal y la Distribución del Producto Entre los Factores.

La última gran cuestión planteada por la teoría de la productividad marginal se refiere a la distribución del producto. )Es que la remuneración de los factores por su productividad marginal asegura la distribución integral de la producción entre los factores? Esta cuestión es la que se conoció con el nombre del Teorema del Agotamiento del Producto.

El primer autor en estudiar esta cuestión y en responderla afirmativamente fue Phillip Henry Wicksteed, cuyos puntos de vista pueden consultarse en su conferencia de 1914 The Scope and Methods of Political Economy.  Su razonamiento reposa sobre la idea de que un aumento equiproporcional de las cantidades de todos los factores de producción conduce a un aumento de la misma proporción en el producto. Wicksteed se sitúa en el caso de los rendimientos constantes de escala. Esta conclusión puede verificarse del siguiente modo:

Si con una función de producción Y=F(K,L), nos encontramos, en estado estacionario, en ese caso:

Por lo anterior, puede concluirse que para todos los valores de m y de n, se cumple entonces que:

y, si reemplazamos m y n por las productividades marginales, obtendremos:

La conclusión es entonces que si los factores se remuneran por la productividad marginal, los rendimientos constantes de escala aseguran una distribución integral del producto entre los mismos. En el plano matemático se ve inmediatamente que estamos suponiendo una función de producción homogénea de primer grado.

Esto nos permite deistinguir tres caso: con rendimientos constantes obtenemos los resultados de Wicksteed. Si los rendimientos de escala son crecientes, entonces la remuneración por las productividades marginales conducirá a distribuir más ingreso que el valor de la producción. Al menos un factor debe remunerarse por debajo de su productividad marginal o la economía sufrirá pérdidas. Si los rendimientos son decrecientes, la remuneración de los factores por su productividad marginal será inferior al valor de la producción existiendo un excedente.

Parece entonces que la tesis de Wicksteed sólo se refiere a un caso particular entre todos los casos posibles. En efecto la idea de Wicsteed es que una economía de competencia debería, al menos en el largo plazo, situarse en condiciones de rendimientos constantes. Fue Wicksell (1851-1926) un autor sobre el que volveremos más adelante el encargado de explotar esta idea. Si, por ejemplo, los rendimientos son decrecientes, el empresario se beneficia de un excedente que es puro beneficio en el sentido de que no remunera un factor de producción. Además, en una economía de competencia se dan libres condiciones de entrada. En el sector entrarán nuevas empresas, haciendo bajar los precios hasta que se alcance el mínimo coste medio (ver Marshall) y eliminando totalmente el excedente y garantizando que los factores se remuneren por sus productividades marginales. Cuando hay rendimientos crecientes las pérdidas experimentadas por los empresarios llevarán a una reducción de la escala productiva y a un aumento de los precios junto con la caída de la oferta, que nos llevará progresivamente a la igualdad precio=mínimo coste medio. Por eso para estos autores, los rendimientos constantes de escala, no constituyen un caso particular, sino el caso límite representativo del equilibrio de una economía de competencia.